Tuesday, March 16, 2010

A perfect circle.



A diferencia de la idea del nombre de esa banda (un círculo perfecto en la amistad, que al poco tiempo terminó con una abertura) el título de esta entrada está relacionado con lo que consideramos el cumplimiento de ciclos en la vida; la negación de nuestra irracional convicción en la eternidad y perennidad de las cosas, la confirmación en pequeñas dosis de nuestra mortalidad, de la enemistad que por siempre nos ligará al tiempo asesino.

Un gran amigo mío dijo en una hermosa canción -que solíamos interpretar en un viejo sueño- que era evidente cuáles eran nuestros enemigos: la gravedad, y el tiempo. El primero nos impedía volar (dudo que él tenga complejo de Peter Pan, pero para mí eso es muy válido) y el segundo nos impedía alcanzar la eternidad. Y el concepto de lo eterno gira sobre nuestras cabezas y sobre nuestras pequeñas almas arrojándonos esperanzas que en general son vanas. Pero, al final de cuentas, son lo único que le da un sentido a seguir caminando, a seguir vivos con la punzante conciencia a cuestas.

Lo doloroso es reconocer que lo que sentíamos eterno no lo es, y que solemos aburrirnos, o despertamos del letargo para percibir que en realidad sólo sobrevivimos si somos fuertes, y que ser fuertes es reconocer, tolerar y superar el fin de lo eterno, o mejor, el desvelo de la cómoda ficción en complicada realidad. Idealizar es vivir feliz, asumir la realidad es aburrido e incómodo, y mucho más difícil. Debemos alterar nuestros sentidos constantemente, beber, fumar, ir a cine, leer novelas, enamorarnos y jurar la eternidad del amor. Pero también debemos abrir los ojos, maltratar nuestras retinas con insoportables escenas de suciedad, sufrir y retornar eternamente al ciclo hasta que algún día la máxima prueba de nuestra absoluto fracaso frente al tiempo se manifieste en la muerte.

Algún día aprenderemos -
You, wait til tomorrow,
You gonna wait til, fat boy,
Fat boy, wait until tomorrow, -.

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