Monday, June 18, 2007


La ironía y la Gente Pequeña - 6 de mayo de 2007

Un viernes en la noche, luego de tomar una cerveza en un bar que utilizaba como trasfondo musical a José Luis Rodríguez El Puma (aunque su acompañante y quien recomendara el sitio le aseguró que, cuando ella estuvo allí, la música no apestaba tanto), un tipo, a quien llamaremos originalmente ‘X’, sale a cruzar las calles del centro de Bogotá para tomar en la calle 19 un transporte confortable y conveniente tanto para él como para su novia. Pronto entre la congestión y sin haber cruzado hacia el costado del carril en el que debían hacer la parada, perciben dos busetas que se dirigen a la misma ruta; los dos carros sirven para partir. La mujer decide extender el brazo al más pequeño de los buses - un colectivo – para que les recoja justo allí, en la mitad de la vía. La pareja maniobra como puede para subir al vehículo sin sufrir una muerte estúpida, y encuentra que para no separarse deben usar el asiento final, vacío en su totalidad. Excepcionalmente incómodo, aún para ser un colectivo, sus sillas estrechas desconciertan a ‘X’ frente a sus expectativas de viajar confortablemente, a pesar de no ser realmente alto. Una vez consiguieron acomodarse, aunque no literalmente, y sin conseguir evitar golpear a una rubia falsa que estaba junto a la ventana del puesto inmediatamente siguiente al que les correspondió, dijo en voz alta con su característica imbecilidad imprudente:

- Este maldito bus está diseñado para enanos.

Las pocas personas que estaban en el colectivo inevitablemente le escucharon y por reflejo voltearon hacia él sus miradas. Y él, en medio de su delirio egocéntrico, sintió que el público protestaba por su falta de diplomacia ciudadana. Así que corrigió:

- Perdón, el bus está diseñado para ‘gente pequeña’.

Le resultó evidente que nadie estaba realmente interesado en sus palabras ociosas. Así que continuó con su viaje conversando con su acompañante. Es común en él imaginarse situaciones embarazosas e inverosímiles que se traduzcan en una puesta en duda de la naturaleza coincidencial de las cosas, y no pocas veces ha visto esos escenarios realizarse, con gran alivio para su mente y su alma… así no olvida que en el mundo poco es sólo probabilidad o razón. Y así ocurrió: 6 o más cuadras adelante del punto de partida, un enano (perdón, una persona pequeña) con un problema físico en sus brazos – no medían más de 10 centímetros - abordó el colectivo y se hizo espacio hacia el asiento justo al lado del tipo. La aparición del enano sirvió para que ‘X’ comprobara dos cosas: primero, que su vida no había dejado de ser divertida a pesar de las miles de rutinas que asumía constantemente. Estas situaciones le desconcertaban, le parecían improbables estadísticamente, pero al tiempo le alegraban. Y segundo, que su primer razonamiento al subir no fue acertado, pues el enano también tenía problemas para sentarse en los incómodos puestos del vehículo. Una vez el pequeño pasajero tomó su sitio y le pidió que hiciera pasar un billete hasta la cabina para cancelar la tarifa de módicos $1.200 por tanta comodidad, ‘X’ recordó que lo mejor para él en este tipo de situaciones era retroalimentarse. Procedió a pensar en cómo decírselo a su novia sin que el hombrecito se diera por aludido. Quería dejar claro que solo a él le pasaban estas cosas, pequeñas ironías de la vida con efectos exclusivos en terceros. Pero su creatividad estaba un poco exhausta por el día de trabajo así que lo único que se le ocurrió fue decir, sin moderar el volumen de su voz:

- Dios es muy irónico.

La mirada de la acompañante expresó asombro y cierta indignación; el tipo no entendía por qué su novia no sonreía como debería ante semejante gracia impuesta en sus caminos por la coincidencia que a él le gustaba asimilar a un guionista externo. El resto del viaje fue incómodo no sólo en lo físico. Es lento pero no completamente torpe, así que notó que había hecho un comentario cruel que descontextualizado podía ser percibido como una queja hacia Dios por crear a un monstruo. Él cree demasiado en el destino y demás supercherías como para arriesgarse a ser víctima de la justicia irónica, así que si hirió susceptibilidades no fue su intención. Por demás, nunca percibió algún signo de incomodidad en el enano, todo indicó que no se dio por aludido, aunque ‘X’ sabe que existe un amplio margen de error en sus apreciaciones de los sentimientos ajenos ante la crueldad.
Dos días después, ‘X’ se sentó a escribir esto, y decidió publicarlo en su Blog sin mayor argumento que hacer bulto y distraer a quien lo permita.